La pimpinella anisum o anís de toda la vida, es una especie cultivada procedente de Oriente, muy apreciada en la antigua farmacopea china e india. Sus semillas, ricas en esencias, se recogen en otoño y constituyen uno de los más valiosos aliados del sistema digestivo.

 Es el ejemplar más conocido de acción carminativa, aperitiva, digestiva y tonificante sobre el estómago.

 Combate de forma efectiva los gases intestinales y alivia las náuseas, migrañas y cefaleas de origen digestivo. Su efecto se amplía al organismo entero ya que tonifica el corazón, protege de infecciones, regulariza el ritmo menstrual y activa las neuronas.

Se ha utilizado para calmar afecciones pulmonares y circulatorias, y como antídoto de la nicotina para dejar de fumar, liberando además los bronquios de mucosidades malignas y regenerando las células de las mucosas propias.

 Se puede consumir durante el embarazo y la lactancia, siendo eliminado a través de la leche, por lo que aporta sus beneficios digestivos al lactante.

¿CÓMO SE USA?

Su uso más habitual es en infusión, se pueden hacer cocimientos, tinturas, licores y tomarlo en extracto o cápsulas.

 Es frecuente encontrarlo en combinación con otras hierba como el hinojo, la alcaravea o la manzanilla para potenciar sus efectos digestivos y para calmar gases.

 Si te gusta el sabor del anís, existen multitud de caramelos y pastillas para suavizar la garganta (tipo Juanola) con gusto de anís.

EFECTOS SECUNDARIOS

 Tomado en exceso o durante periodos prolongados puede resultar tóxico y aportar efectos estupefacientes, provocando congestión cerebral y trastornos de circulación.

NOTA DE CULTIVO

 El anís se siembra a finales de primavera. Conviene poner las semillas a germinar en agua templada unas 24h antes de pasarlas a la tierra.

Desde la siembra a la extracción de frutos pasa aproximadamente un año y los frutos deben estar maduros y secos. Una vez cortadas las plantas se cuelgan en un lugar oscuro, seco y bien ventilado para completar su deshidratación.