HISTORIA Y PROPIEDADES

 El ajo es un ingrediente básico en muchas culturas, altamente conocido por sus valiosas propiedades medicinales.

 Del ajo (allium sativum) se utiliza el bulbo, especialmente rico en principios activos, que contiene aliína (rica en azufre), niacina, vitaminas A, B1, B2, glucósidos sulfurados y enzimas (alinasa).

 Desde tiempos inmemoriales el ajo ha ocupado un lugar destacado en la alimentación humana.

En Egipto incluso era considerado un alimento sagrado y se utilizaba no solo como alimento, sino como antiparasitario, haciendo collares de ajo a los niños. Se comercializó por todo Oriente Medio y los antiguos galenos griegos y romanos ya confiaban en sus virtudes para el tratamiento de afecciones respiratorias, cardiacas y problemas digestivos.

En 1858 Louis Pasteur confirmó sus propiedades antibacterianas y en ambas guerras mundiales se utilizó en el campo de batalla para prevenir la gangrena en las heridas.

Incluso recibió el apodo de “penicilina rusa” en la segunda guerra mundial por la extraordinaria difusión de su uso

 El ajo es un potente antitrombótico, ya que reduce la agregación plaquetaria y aumenta la actividad fibrinolítica en la sangre.

 Actúa como hipocolesterolemiante, hipotensor e hipoglucemiante. Previene la arterioesclerosis y los accidentes vasculares asociados a la hipertensión, dado que mejora notablemente la circulación sanguínea por su efecto vasodilatador y fluidificante.

 Es antibiótico y antiséptico general y se ha demostrado su acción bactericida frente a salmonelas, hongos y algunos virus (como el herpes).

 Es un complemento útil en infecciones intestinales, atacando a las bacterias patógenas, pero respetando y regulando la flora intestinal.

 Incluso se ha utilizado de forma exitosa a lo largo de la historia en el tratamiento de verrugas y callos, con uso tópico.

 También estimula las defensas del organismo, aumentando la producción de glóbulos blancos.

¿CÓMO SE USA?

 ¡Un poco de aliento de dragón en tu dieta y tu corazón lo agradecerá!

 El ajo crudo tiene potentes efectos medicinales, pero no es la única forma de consumo para aquellos que no toleren su fuerte sabor o su olor persistente.

 Se puede utilizar de muchas otras formas: cocinado, en polvo, en aceite, en tintura, en jarabe, licor, bálsamo… y todas ellas aportan efectos medicinales, si bien, son diferentes dado que al secarlo o cocinarlo, se modifica su composición.

 El tipo de ajo del que se han publicado más estudios es el extracto de ajo envejecido, que es el más habitual de encontrar en herbolarios y farmacias en formato de cápsulas.

 Existen multitud de suplementos alimenticios a base de ajo en polvo que disminuyen la halitosis propia del ajo y facilitan su absorción intestinal al reducir el deterioro de la aliína producido por los jugos gástricos.

EFECTOS SECUNDARIOS

 No se conoce ninguna toxicidad específica, aunque algunas personas experimentan molestias digestivas (ardor, “repetición”…) tras consumir ajo crudo o suplementos que lo contengan.

 En caso de tomar medicamentos para la circulación sanguínea (antiagregantes plaquetarios, anticoagulantes, beta-bloqueantes o estatinas) debe consultarse con el médico la conveniencia o no de tomar ajo en suplementos. También en caso de ir a someterse a una intervención quirúrgica.

 Las madres lactantes han de tener en cuenta que tanto el ajo como los suplementos pueden ser excretados por la leche materna y producir cólicos en el bebé.

NOTA DE CULTIVO

 Se siembra durante el inicio del invierno, introduciendo en la tierra un diente con la punta hacia arriba y cubriéndolo con al menos 2-3cm de tierra sin apisonar.

No precisa demasiados cuidados (de hecho, el exceso de agua lo pudre) ni una gran profundidad (con 10-15cm de fondo de tierra es suficiente) y basta con separarlos entre sí 15-20cm por lo que en poco espacio se puede sacar bastante provecho.

Los entendidos cortan las flores que salen a principios de primavera y anudan las hojas para que todos los nutrientes de la planta se concentren en el bulbo.

A los 7-8  meses de la siembra, cuando empiezan a secar las hojas, se recoge y se deja secando al sol dos días antes de colgarlos para completar su proceso de secado.

 

 

 

 

 

 

¿Y tú?   

¿Qué más usos y propiedades conoces?

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