Crisol de Perspectivas

Hasta ahora, inconscientemente, siempre había tratado de interpretar los acontecimientos (especialmente los encuentros con personas en ese momento desagradables) desde la perspectiva del otro para poder justificar en mi propia percepción por qué esa actitud tan negativa.

Siempre he tenido esa tendencia de justificar al otro para evitar ese juicio tan oído de “sencillamente es gilipollas”. Quizá por mi mentalidad de escritor, el tratar de imaginar las circunstancias del otro, de imaginar que ha podido tener un mal día y cómo ha podido ser, que hace lo que hace porque sus acontecimientos personales le fuerzan a estar de mal humor o tener prisa, que a pesar de que a menudo nos parece que los otros forman sólo parte del paisaje, cada uno de ellos tiene una historia detrás… y lo llamaba empatía.

Recientemente he descubierto que no es simple empatía sino algo llamado disociación de posiciones perceptuales. Una herramienta muy empleada en coaching, PNL y otras especialidades del estudio de la conducta humana.

Resulta que hay tres posiciones primarias de percepción según John Grinder y Judith DeLozier, padres de la PNL (Programación NeuroLingüística), éstas son:

–       Protagonista. Primera posición o propia perspectiva. El papel típico desde el que la mayoría de la gente percibe el mundo la mayor parte del tiempo.

–       Interlocutor. Segunda posición o perspectiva del otro. Es la posición de la empatía, en la que tratas de identificar, asimilar y comprender la percepción de la otra persona.

–       Observador. Tercera posición o perspectiva disociada. En este caso se observa la situación desde fuera, como si contemplaras una película del suceso en cuestión.

A partir de estas tres posiciones básicas, hay escuelas que bogan por algunas otras posiciones: la del consejero del protagonista, el consejero del interlocutor, etc…en cualquier caso, como reflexión e introducción al estudio de la conducta humana, para una mejor comprensión del entorno y de nuestras situaciones diarias, el ejercicio de “ponerse en la piel del otro” o “pensarlo desde fuera” creo que es muy recomendable para evitar muchas sensaciones de malestar, infelicidad y frustración.

A diario encontramos la posibilidad de posicionarnos en un auténtico crisol de perspectivas y puntos de vista, si hacemos el ejercicio de ponernos en la piel de los que nos rodean, imaginar cuál puede ser su historia, cuáles sus motivos, tratar de ver la escena desde otro punto de vista y evitar así una mala contestación o un pensamiento desagradable que nos acompañe y enturbie el resto del día, podemos mejorar un poquito nuestra calidad de vida.

Reflexiona un instante sobre tu día a día y observa cuántas cosas podrían tener mejor sabor si cambias la posición de percepción.

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